La escritura nació sobre soportes duros, la piedra en nuestro continente y en Asía el código de Hammurabi o las tablillas Babilónicas. Con la invención del papiro hace 5 mil años en Egipto, se escribió en una superficie donde se podían hacer cambios y la escritura era moldeable, al papiro le siguió el papel y ese soporte (como se dice ahora), admite sustituciones y cambios de sentido, aunque Román Gubern dice que esa flexibilidad admite un texto único, lo verdaderamente paradójico es que hemos regresado al arcaico soporte duro, que es la pantalla de la computadora.
La pantalla ofrece una catarata textual, no hay que romper textos, una catarata en la que caben dos tipos de mensaje, el personalizado me escriben y yo contesto, y el vertedero global en que se ha convertido la red digital.
En la historia de la comunicación encontramos que un medio no desplaza a otro hasta su extinción , más bien hay una serie de reacomodos que obligan a uno a ceder cierto espacio y al otro a buscar su sitio, así vemos que con la aparición del cine no se abolió la radio, tampoco sucedió con la aparición de la televisión, tanto la radio como el cine tienen su sitio en el imaginario de las personas, hay otros ejemplos que se pueden citar para hablar del libro electrónico frente al libro (de) en papel, incluso debemos de tener claro, que esta nueva tecnología tiene algunos problemas por solucionar, que hará pronto. Los buscadores en Internet nos ofrecen una avalancha informativa donde sin distingos puede abrevar el sabio y el tonto.
Como dijo Umberto Eco, Internet es una enorme librería desordenada. Internet es bueno para planear, no para aterrizar, Wikipedia como herramienta multidireccional, no tiene la capacidad de jerarquizar y corroborar la información por lo que se difundirán falsedades o graves imprecisiones, la democracia informativa no es por supuesto igual a excelencia informativa.
La ventaja que tiene el libro impreso sobre el electrónico es imbatible, se puede ojear y hojear, lo que nos permite tomar diversas decisiones que frente a la pantalla no se puede, echarle el vistazo a lo leído, avanzar en la búsqueda, regresar a partes diversas, encontrar lo subrayado etc. El libro escrito sobrevive a una caída y al trajinar diario en nuestras grandes ciudades, el electrónico necesita aún de ciertos cuidados. El diseño de cada edición es por supuesto el plus que le da un valor hedonista definitivo.
Estas notas nos fueron enviadas por un lector y usuario de la biblioteca, las compartimos con ustedes.
Responder